El embarazo en la adolescencia suele truncar la educación, ya que los padres jóvenes se enfrentan a los retos del cuidado de los hijos y a las presiones económicas, lo que conduce a un menor nivel educativo en comparación con sus compañeros que no son padres. Esto puede tener consecuencias a largo plazo sobre las oportunidades de empleo y el potencial de ingresos, perpetuando los ciclos de pobreza y desigualdad. Además, los padres adolescentes pueden verse estigmatizados por la sociedad y carecer de apoyo, lo que dificulta aún más sus perspectivas educativas y laborales. Abordar el embarazo adolescente mediante la educación y los servicios de apoyo es crucial para romper este ciclo y garantizar mejores resultados tanto para los padres jóvenes como para sus hijos.